Mauricio Macri tiene por delante casi una escalada al Everest electoral antes de llegar a octubre. Y en ese tren por morigerar el impacto de los problemas económicos que impactan directamente en la imagen del Gobierno. Algunas de esas mediciones aterrorizan al sector financiero a empresarios con porcentajes de hasta 9% a favor de Cristina de Kirchner en un balotaje con Mauricio Macri. Todo por verse y también por ratificar por parte de la encuestadora que la realizó, aunque a pesar del estado gaseoso de esos números el Gobierno ya salió a utilizarlos en su renovada estrategia de asustar con el regreso del fantasma de Cristina de Kirchner. Es una versión 2.0 de la que Jaime Durán Barba viene sosteniendo desde la campaña presidencial de 2015. Habrá que ver: está claro que Durán Barba no sabe nada a la hora de asesorar al macrismo sobre medidas de Gobierno, pero sí sobre ganar elecciones. En medio de esas razones se cuela otra situación que, si bien es menos acuciante, resulta igualmente complicada para Macri: la definición de la fórmula presidencial. El Presidente se movió tranquilo en 2015 con la compañía de Gabriela Michetti en la fórmula y si por él fuera, repetiría ese esquema este año. Esa elección se basa en la confianza que tiene sobre Michetti (es decir, está seguro de que no le generará conflictos como sí hicieron otros vice con su presidente) y que en las ocasiones en que la vicepresidenta tuvo que estampar su firma en decretos complicados en ausencia de Macri del país lo hizo sin chistar. Pero ahora a la fórmula de Cambiemos le faltan votos y por eso el macrismo abrió el concurso para tantear otros/otras candidatos/as. Cuando se elige a un acompañante de fórmula (también aplica para la cabeza del binomio) un punto a definir es con qué historias la oposición le puede tirar en campaña. Por eso parece que quedaron en el camino Carolina Stanley y Patricia Bullrich, dos candidatas iniciales a subirse a la fórmula. Stanley, dicen, puede dividir al propio electorado macrista que la ve como “reparte planes”, a dirigentes piqueteros y sectores de izquierda que a pesar de recibir esos beneficios nunca la votarían. Los radicales ya alertaron hace tiempo de ese efecto nocivo de las buenas relaciones de Stanley con sectores piqueteros. Bullrich será asimilada con Jair Bolsonaro y no es ese el perfil que el Gobierno quiere en campaña. Otros razonamientos dieron vuelta todo el fin de semana. “Van a poner una peronista? No, demasiado inseguro.” En esa lista Emilio Monzó ya no corre, va a España para ser embajador allí aunque aún no se sabe de qué Gobierno. Nicolás Massot tuvo un reverdecer estudiantil y marcha a Yale para un posgrado. Se la llegó a mencionar a Silvia Lospennato, que con su discurso a favor del aborto en Diputados le daría un aire fresco a la fórmula presidencial, en contra de la celeste Michetti. Pero Lospennato tiene antecedente en el peronismo como mano derecha de Alfredo Atanasoff y rastros en el duhaldismo como para subirla a la fórmula. Los radicales también acercan a la tucumana Silvia Elías de Pérez, pero es celeste y no es lo que Macri necesita para ratificar base en las grandes ciudades. En medio de esos razonamientos aparece un dato: ¿que hacía Martín Lousteau la semana pasada en el despacho de Mauricio Macri junto a Miguel Ángel Gutiérrez de YPF? Quienes siguen esos rastros juran que Macri jamás subiría a Lousteau a la campaña presidencial, entre muchas otras cosas porque la oposición kirchnerista le tiraría con material propio. Horacio Rodríguez Larreta lo quiere como senador porteño. Como sea la palabra clave allí la tiene Enrique Nosiglia, máximo apoyo que tiene Macri hoy en el radicalismo. Todo esta abierto entonces en esa selección.
Gabriela Michetti y el embajador de Francia Pierre Henri Guignard encabezan el seleccioneado de argentinos homenajeados por los galos.
Dentro del programa Personalitès del gobierno francés que incluye anualmente un argentino con liderazgo en distintos sectores de la sociedad el embajador Pierre Guignard sirvió almuerzo en la embajada para los representantes argentinos incluidos a través de 30 años de vigencia del programa, que significa una distinción al vínculo franco argentino. Allí estaba un seleccionado integrado por Gabriela Michetti, Martín Redrado, los gobernadores Roxana Bertone y Juan Manuel Urtubey, el vicecanciller Fulvio Pompeo, Mario Scholz, secretario de relaciones internacionales del bloque UCR HCDN, el exjefe de Gobierno porteño Aníbal Ibarra, Cristian Asinelli, los exdiputados Marcelo Bassani, Juan Carlos Morán, Adrián Menem, entre otros. El encuentro coincidió simultáneamente con el incendio en la Catedral de Notre Dame de París, lo que fue motivo de congoja generalizada por la destrucción parcial de esa joya patrimonial de la humanidad.
Centenario. Clara García, , Miguel Lifschitz, Edward Prado y su esposa María, y Diego Sueiras en el aniversario del Palacio Bosch.
Ideado por el Embajador de los Estados Unidos, Edward Prado y organizado por la Fundación Nueva Generación Argentina que comanda Diego Sueiras junto al CARI que preside Adalberto Rodríguez Giavarini, hubo festejo por los 100 años del Palacio Bosch como residencia del Embajador. Hablaron allí Rosendo Fraga, Prado y el agregado cultural, Brian Asmus. Junto a ellos estaban empresarios, funcionarios, sindicalistas y entre ellos el gobernador de la Provincia de Santa Fe Miguel Lifschitz que puso como ejemplo el éxito del hermanamiento entre el estado de California y la Provincia de Santa Fe, que tienen cooperación en materia de energías renovables. No se comentó allí el inminente viaje de Jorge Faurie a China, para sumar al país a la iniciativa “One Belt, one Road”, que impulsa China para relanzar el libre comercio internacional a través del renacimiento estratégico de la ruta de la seda, tema que eriza a Donald Trump.